"EL RELATO DEL MONSTRUO" DE SHAUN HAMILL

TÍTULO: El Relato del Monstruo

TÍTULO ORIGINAL: A Cosmology of Monsters

AUTOR: Shaun Hamill

LIBRO AUTOCONCLUSIVO

¡MIL GRACIAS A UMBRIEL POR EL EJEMPLAR!

SINOPSIS: Los monstruos (figurativos y muy reales) siguen los pasos de la familia Turner. Noah, el hijo menor de la familia, relata la historia. Desde que a finales de los años 60, Margaret, su madre y una lectora empedernida, se casa con Harry, un seguidor de Lovecraft. La pareja, además tiene dos hijas: Sydney, nacida para estar sobre el escenario, y Eunice, una brillante y peculiar niña con un talento innato para la escritura. Pero después de que la familia se quede arruinada, Margaret y Eunice comienzan a tener sueños terribles, mientras que Harry empieza a obsesionarse con la idea de construir una elaborada casa embrujada, que bautiza como «Laberinto del Terror». Es entonces cuando la familia intenta proteger al pequeño Noah de los horrores de la casa, pero no son conscientes de que el pequeño siempre recibe una visita muy especial: una criatura peluda de brillantes ojos color naranja. La misma criatura que visita a su madre y a su hermana en esas pesadillas sin fin.

“Los seres humanos somos criaturas pequeñas e insignificantes arrojados a un universo enorme y aterrador.” Siento que desde el inicio esta cita refleja la mayor parte de lo que tengo que decir sobre este libro: es diferente. Shaun Hamill captura una realidad muy presente en la literatura del terror, esa realidad intrínseca de cómo las historias de miedo reflejan el tiempo en el que surgen. Las sociedades tan "correctas" de la era victoriana amaban a sus vampiros, mientras que nuestro mundo persigue otro tipo de horrores. Nos dan curiosidad nuestros miedos, y "El Relato del Monstruo" lo ilustra a la perfección.

Este libro ejecuta una magnífica mezcla entre lo ficticio de los monstruos y lo psicológico que nuestra mente es capaz de orquestar. Amé la manera en la que el autor juega con la audiencia para hacernos dudar de qué está sucediendo realmente y qué es tan solo un truco de la mente. A su manera, todo el libro es un gran truco en la mente de quien lee. Este es un relato muy oscuro, intimidante, incómodo, extraño y un tanto tabú, pero al mismo tiempo una historia sumamente poética y escrita de una manera bellísima. Es algo muy inusual que encontrar en este género literario, eso seguro. Hay una cierta belleza en estos personajes y sus muchas fallas, así como en el corte tan trágico de la historia que se intercala con momentos de esperanza. Y vaya que es un libro fuerte...

¿Te gusta Stranger Things? ¿Y la ficción extraña y fuera de lo común? ¿Qué hay de las historias de H. P. Lovecraft? ¿Y el terror literario? Si tu respuesta es afirmativa a estas preguntas, entonces "El Relato del Monstruo" te resultará la combinación perfecta de todo ello. Con unos personajes sumamente originales, realistas y complejos y una trama exquisita en el mundo de la ficción horrorífica, creo que Shaun Hamill de seguro tiene algo novedoso que ofrecernos. Algo distinto.

Ahora, debo admitir que nunca he disfrutado del terror. Creo que he visto al menos 10 películas de terror en toda mi vida, e incluso ese número suena exagerado. Nunca he sentido que este fuera un género que tuviera algo que decirme. Los sustos, lo supernatural, lo oscuro y aterrador... Nunca sentí una necesidad o atracción hacia el miedo. No es que sea una temática que no me interese, porque sin duda no es el caso, pero siempre viví estas historias como si fueran puramente superficiales. Como si no pudieran ser nada más que esa capa frágil que parecen ser, de un par de sustos y eso es todo. En este momento del año, con los horrores de nuestro mundo actual, Halloween, y "El Relato del Monstruo", sentí la necesidad de replantearme eso.

Creo que el terror si es para todos, solo que de maneras diferentes. Existen notables prejuicios alrededor de lo que denominamos "terror": tal vez no todos veamos películas o leamos libros al respecto, ¿pero qué hay de los cuentos de terror antes de ir a dormir? ¿Qué hay de las leyendas urbanas o los mitos e historias familiares? A todos nos emocionan esas historias; ya sean transmitidas oralmente, cargadas por el frío viento de octubre que estremece nuestra piel, o plasmadas en pantallas y páginas llenas de tinta… Buscamos historias de terror.

No todo el "terror" es escalofriando y orquestado para incomodarnos o mantenernos despiertos toda la noche, pensando en los monstruos que se esconden en el armario. Este es un género mucho más complejo que eso. ¿Reírse de elementos escalofriantes? ¡Existe el terror de comedia! ¿Permanecer anclado al suelo mientras nos asustan? Los thrillers usualmente usan elementos de terror para acercarnos a la trama. ¿Sentir miedo fuera del planeta Tierra? Comics de ciencia ficción de terror, fantasía escalofriante, cortos en Youtube… Solemos hablar de estas historias como aquellas que contienen elementos típicos y criaturas sobrenaturales como hombres lobo, vampiros y fantasmas, pero eso no lo es todo. ¡El terror es más que una sola cosa! Y por eso puedo afirmar que todos recurrimos a él: independientemente de la expresión cultural en la que se manifieste, buscamos las sensaciones y los frutos que florecen de este género. ¿Pero por qué?

Uno de los mensajes más valiosos que extraemos del "terror" es la epifanía de que es posible sobrevivir hasta las peores experiencias. Todo es "sobrevivible" y "superable". Por supuesto, no todas las historias del estilo tienen finales felices (¡vamos, que suelen ser relatos muy sangrientos!), pero todas nos hablan sobre lo difícil que es la vida. El terror nos invita a sumergirnos en las trayectorias psicológicas y emocionales de los personajes, sentir lo que ellos sienten o contemplarlo desde lejos. Y luego podemos decir: “He ido hasta los confines más profundos del infierno y he regresado. No ha sido divertido, pero ha sido posible. Ha sido una vivencia plena, enriquecedora y valiosa para volcar en una reflexión.” Es bien sabido que relatos del estilo proporcionan un ámbito donde explorar nuestros miedos, fobias, traumas y ansiedades en espacios seguros y controlados. Así, siempre podemos apagar la televisión y dejar de leer, saltarnos unas cuantas páginas y luego volver a la historia.

¿Pero por qué necesitaríamos más cuentos terroríficos para lidiar con los horrores del mundo? ¿Acaso no vivimos ya en una realidad azotada por una multiplicidad de trágicos conflictos? ¿Es necesario entonces el terror como género en un mundo donde los temores abundan? Sí, lo es. Tomemos, por ejemplo, las palabras de Stephen King (¿quién mejor para opinar del tema?): “Inventamos horrores para ayudarnos a lidiar con los reales. De la infinita imaginación de la humanidad, tomamos elementos reales que podrían causar tanta destrucción y los convertimos en herramientas. Los desmantelamos.” La ilusión del “horror” que pensamos que conocemos, esa que por años me alejó de este género literario y las películas del estilo, es solo la superficie. En las profundidades de este fenómeno yace en realidad un proceso de autoconocimiento. Nos es sencillo aceptar ocurrencias como la telepatía o los fantasmas porque estar dispuestos a creer en ello no nos cuesta nada. En cambio, la idea de personas comunes y corrientes que se mezclan con “el Mal” nos aterra. Porque implica nuestro mundo real, aquel que supuestamente buscamos escapar.

Por eso, tal vez el estereotipo de que leemos para escapar de la realidad es más falaz de lo que pensábamos. Somos seres humanos que persiguen historias, de esas que nos dan un lugar donde verter nuestros miedos. ¿Qué solemos saber de los libros de terror? Que nos incomodan, nos provocan una sensación de extrañamiento, nos asustan. Pero de esa pequeña acción inicial que llega a nuestras emociones se desata un proceso mucho más complejo: aquel de ASUSTARNOS CON TRANQUILIDAD. Estar a salvo, seguros, contenidos y EN CONTROL… Eso es lo que nos permite la ficción. Imaginamos peligros mientras estamos en la cama leyendo. Decidimos cuándo abrir esa caja de oscuridad y miedo y apagamos la televisión cuando necesitamos un respiro.

Siempre hay lugar para nosotros en el medio de una historia. Las abrimos voluntariamente, les permitimos ingresar a nosotros de maneras (casi) completamente deliberadas, y les damos la espalda cuando son demasiado que digerir. Las hacemos nuestras, porque la ficción es un mapa personalizado a la perfección para ubicarnos en el bosque de nuestros miedos pesadillas, para lidiar con los monstruos de a poco. Necesitamos que nos asusten porque para eso la humanidad ha confeccionado el terror.